En esta poderosa intervención, William Sánchez cierra su ponencia destacando que la plenitud no se trata solo de cumplir metas, sino de vivir en coherencia con la propia esencia. A través de ejemplos gráficos y emotivos, invita a las familias a preguntarse: ¿quiénes somos realmente? ¿Cómo queremos ser recordados? Cuando los sueños, hábitos y sistemas se alinean con una identidad auténtica, nace una familia plena, con propósitos compartidos y sentido de trascendencia.