En esta inspiradora reflexión, William Sánchez retoma las ideas de Hábitos Atómicos para aplicarlas al ámbito familiar como base de una escuela significativa. A través de una invitación práctica —apagar los dispositivos, reunirse en torno a la mesa y hablar desde el corazón— plantea que la verdadera transformación comienza cuando las familias se conectan con su identidad. Porque no se trata solo de metas, sino de sistemas que sostienen lo que anhelamos ser. El primer paso hacia una educación con sentido empieza en casa.